Nuestras palabras son como hojas, si buscan la Luz se elevan, como las ramas más altas de los árboles, si en cambio siguen críticas, juicios y pensamientos negativos, descienden hacia las profundidades de la tierra.

Es importante meditar sobre nuestro hablar, porque el verbo puede ayudarnos a recuperar las energías perdidas o en cambio llevarnos a perderlas aún más.

Debemos dirigir todas nuestras palabras hacia lo Alto, y también nuestros pensamientos, para que sean rayos que se expandan en todas las direcciones para buscar la Luz de la Verdad.

Si nuestra fe se esfuerza en seguir el Ejemplo de Jesús, puede percibir las Energías Sobrenaturales, y ponerse en Comunión con todos los Corazones buscadores, iluminados y guiados por la Divina Misericordia; ésta da ayudas a las criaturas que buscan la Verdad con Fe Verdadera.
Cuando una criatura pone toda su energía sólamente en intereses materiales, sin buscar lo Sobrenatural, la Divina Misericordia no puede intervenir, y el ser tendrá que proceder con su propia fe mental, separada de la Fuerza y ​​el Amor del Conjunto.

Vigilemos siempre nuestras palabras, nuestras acciones, nuestros pensamientos, lo que buscamos y seguimos; nuestra existencia puede ser ligera o ser una carga para nuestros hombros y para nuestra descendencia.

Gracias Cristo Jesús