Noche de Viernes Santo

Noche de Viernes Santo

Noche de Viernes Santo

El Espíritu de esta noche se manifiesta a aquellos que vuelan, preguntando: “¿Qué veis?”.
Vemos un gran árbol con muchas ramas largas; éstos representan nuestros pensamientos entrelazados con nuestra Alma, nacida separada de la Luz de la Verdad.
El Alma ha sido sanada por Jesús el Transformador, gracias a la Misericordia de María que nos acompaña hacia Él.
El poder que Jesús posee no es de este mundo, por eso dijo a María: “Mi hora aún no ha llegado”.

Durante esta larga noche de gran sufrimiento, Pilatos interrogó a Jesús diciéndole: “¿No sabes que tengo el poder de hacerte crucificar y el poder de liberarte?” Jesús respondió: “No tendrías ningún poder sobre mí si no te hubiera sido dado desde arriba. Es por eso que el que me entregó a ti tiene un pecado más grave”. (Jn 19, 10-11).
Fue el espíritu creativo el que dio a Pilatos este poder y llevó a Judas a la traición, convencido de que con la muerte de Jesús se apagaría la Luz del Amor Generado del Padre.
El poder que viene de arriba no es el poder del Generado, sino el del príncipe de este mundo – gran maestro del engaño – que conoce astucias para pescar almas y luego comerlas o arrojarlas al mar de la creación.
Pilatos habría querido liberar a Jesús, pero el poder que lo dominaba desde arriba no aceptó el Amor Unificador del Padre.

Jesús invita a muchas criaturas a colaborar con Él. Gracias a la Luz de Transformación que Él nos da, podemos liberarnos del poder de estos infinitos reinos creados, gobernados por el espíritu de separación, y Volar en el Amor de Cristo Jesús.

Unidos junto al Sacrificio de Jesús, damos gracias a la Luz del Padre
Generador

Es bueno meditar sobre esta Revelación durante tres días.